A veces converso con quien está en mi adentro
el que descarta mis defectos y asimila mis virtudes,
el que cuando no lo llamo llega a mis pensamientos.
Hablándome de amores furtivos en las nubes.
Ese ser a quien le debo todo,
se esmera día a día por darme lo más bello
él me mantiene vivo, mi vida yace en el lodo,
y salva mi alma cuando al odio yo estrello.
Si no existiera no se que pasaría,
andaría en las noches cual un jinete perdido,
se convertiría en porras mis pequeñas fantasías
se convertiría en cadáver todo lo que yo he sido.Por eso ese gran ser interior
guía las pinceladas que van dejando mis huellas
él no quiere que la luna camine con el dolor:
sola y triste, muda y ciega, maldiciendo sus estrellas.
Este que escribe no es más que la triste figura
del personaje que va marcando mi herida,
sin él no soy yo; con él soy lo inmenso y la altura,
sin él soy inerte; si está soy: La vida.